La música de Ricardo Silveira es la banda sonora de mi vida. Es la primera referencia que tengo de música, directo y estudio. Como hijo pude presenciar varios de los logros de su carrera y fui influenciado hasta el punto de elegir la música y el mismo instrumento como profesión.

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Era un viejo deseo tener este material escrito y formateado en un libro, no solo para que yo pudiera tocarlo, sino para que pudiera ser tocado y disfrutado por tantas personas interesadas como fuera posible. Además, lo entendí como algo que debía hacerse. Después de todo, la música debe continuar cuando ni él ni yo estemos aquí para contar la historia.

 

Quería que el destino pudiera combinar este deseo con otro, el de hacer una maestría en música, y esta combinación me dio una meta y un plazo. Incentivos esenciales para cualquier logro.

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Además de hacer accesible este rico repertorio, también quería registrar un poco de la trayectoria del artista. Para ello, realizamos una dinámica de entrevistas a lo largo del proceso en el que el objetivo era rescatar al máximo sus vivencias musicales, backstage de grabaciones, ideas sobre su repertorio y las repercusiones de este en el momento de sus lanzamientos. Sobre todo porque, en más de cuarenta años de dedicación a la música, la historia no falta.